viernes, 27 de abril de 2012

A Pep

“…cuando un amigo se va queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río”...
Alberto Cortés

“El tiempo lo desgasta todo” Pep Guardiola

Josep Guardiola anunció este viernes que deja la dirección técnica del Barcelona luego de cuatro años al frente del equipo. "Me he desgastado, me he vaciado y necesito llenarme", dijo Guardiola en una multitudinaria rueda de prensa donde decidió poner punto y final a su trayectoria al frente del equipo catalán. En plena campaña 2011/12 y tras poner fin a semanas de intenso debate, la confirmación de Tito Vilanova como nuevo entrenador tras la marcha de Guardiola garantiza que el Barça mantenga un estilo propio dentro y fuera de los terrenos de juego. Los tropiezos en Liga y Champions no han hecho más que evidenciar que algo ha cambiado en el barcelonismo. El Camp Nou rendido a los suyos en los momentos más difíciles es la mejor prueba. La sombra de Guardiola se ha alargado más allá de lo propiamente futbolístico. Josep Guardiola, de 41 años, que se hizo cargo del equipo en el verano de 2008, ha cumplido cuatro temporadas al máximo nivel. Su palmarés será irrepetible: 242 juegos, 175 victorias, 46 empates y solo 21 derrotas. Un porcentaje increíble del 72% de victorias con 618 goles (2.55 goles por partido) y 178 concedidos (0.7 por partido). Sin embargo, eso no representa nada si lo comparamos con lo que nos ha demostrado el Pep Team cada semana: Valor, Disciplina, Valores, Amor al juego, NO engaño, NO trampas, NO protestas y respeto a la autoridad, Aceptación de la derrota y Humildad en la victoria. 13 títulos de 18 disputados. Una hazaña que nadie en la historia del fútbol tiene. "No puedo prometer títulos pero estoy convencido de que la gente estará orgullosa de nosotros". Con esa afirmación arrancó la andadura de Pep Guardiola como técnico del Barça. En su primera comparecencia pública quiso mantener su elegancia característica y emitir un discurso prudente. Dos meses más tarde, en la presentación del equipo ante el Camp Nou, seguiría la misma línea pero dando algunas pistas de la gloria que el destino deparaba al barcelonismo de la mano del 'Pep Team': "Os doy mi palabra de que pondremos esfuerzo. No sé si ganaremos, pero persistiremos. Apretaros el cinturón que nos lo pasaremos bien". Poco tardó la afición en contagiarse de la ambición de una plantilla que en apenas unos meses se ganó el respeto del fútbol español e internacional y que disparó todas las expectativas en el tramo final de su primera temporada, la que a la postre sería la del triplete. El primer gran momento de ese Barça llegaría con el 2-6 del Bernabéu en Liga. Un Guardiola visiblemente excitado reconoció en sala de prensa estar "muy contento" ante "uno de los días más felices de mi vida". "Me emociona saber que esta noche hemos hecho feliz a mucha gente. Siento una alegría inmensa", admitió. "No os fallarán" Pocas semanas más tarde, en plena celebración del título liguero y con la Copa también en el bolsillo tras derrotar al Athletic, un Guardiola radiante desataba la ilusión de la grada en vísperas a la final de la Champions League de Roma ante el Manchester United al declarar sobre sus jugadores que "no hay duda de que no os fallarán". Y el equipo no defraudó. Y con el triplete ya conquistado, pasarían pocas semanas hasta que arrancó la segunda campaña de Pep al mando del primer equipo del Barça. El de Santpedor mostró su obsesión por lograr que los jugadores mantuvieran "el estímulo y la humildad para seguir ganando", pero no tenía reparos en declarar su "fe en el equipo". "Si ganamos, seremos eternos" Con la conquista de la Supercopa de España y la Supercopa de Europa, el 'Pep Team' se quedaba a tan solo un título de conseguir ser el primer equipo de la historia en conquistar los seis grandes títulos en una misma temporada. A las puertas de la gran final del Mundial de clubes ante Estudiantes de La Plata, Guardiola firmó una de sus frases más célebres: "Si perdemos, seguiremos siendo el mejor equipo del mundo. Si ganamos, seremos eternos". El de Santpedor rompió a llorar tras el triunfo agónico de su equipo con un gol de Messi en la prórroga en un partido muy sufrido. El Barça conquistaba así su primer Mundial de clubes y Guardiola se acordó de todos sus jugadores en rueda de prensa en un claro ejercicio de humildad. "Nunca me olvido que son ellos los que me hacen grande a mí", declaró. "Os debemos una" Una prematura eliminación copera a manos del Sevilla dejó al equipo con la Liga y la Champions en el horizonte como los dos grandes objetivos de la temporada 2009/10. El campeonato doméstico voló a las vitrinas del Barça en la que sería recordada como la 'Liga de los 99 puntos', donde resultaron clave los dos triunfos ante el Real Madrid. El triunfo en Liga tuvo un doble valor, ya que el equipo supo reponerse al golpe anímico que supuso la eliminación en las semifinales de la Champions League a manos del Inter de Mourinho, con la final del Bernabéu a la vuelta de la esquina. Tras celebrar el título liguero, Guardiola tardó poco en recordar la decepción europea y en ilusionar de nuevo a la afición con un discurso propio de un profeta: "Debemos una a la gente por cómo nos trató tras la eliminación de la Champions. Os debemos una y estos no fallan". Un año después, su profecía se cumpliría en Wembley. "Hay que seguir ganando" En el verano de 2010 se produjo el desembarco de Sandro Rosell y su directiva en Can Barça. La traumática salida de Ibrahimovic y el traspaso 'obligado' de Chygrynskiy marcaron las primeras semanas de la temporada. Una campaña que también arrancó con una arenga de Guardiola, que volvió a dar su "palabra de honor" de que el equipo se esforzaría "al máximo para alcanzar los éxitos". Pero, por encima de todo, volvió a brillar una declaración de intenciones que trajo muy buenos recuerdos a los aficionados. "Os pido que os pongáis cómodos porque tengo la sensación de que nos lo volveremos a pasar bien", avisó Guardiola a modo de profecía, tal y como hizo en los prolegómenos de su primera temporada como técnico del primer equipo. El 5-0 ante el Real Madrid meses después daría una gran estabilidad al proyecto deportivo del club ante la irrupción de un conjunto blanco cada vez más competitivo. Pep supo gestionar muy bien la euforia y a principios de febrero, con la final de Copa y los octavos de final de Champions garantizados, el de Santpedor sellaba su nuevo compromiso como técnico por una temporada más. El aviso, era claro. "No quiero vivir de lo que he hecho. Como aquí no estaré en ninguna parte, pero hay que seguir ganando", declaró con ambición. "Nos levantaremos, faltaría más" El gran varapalo de la temporada llegaría con la derrota en la final de Copa ante el Real Madrid. Guardiola, lejos de sucumbir anímicamente, espoleó a jugadores y afición. "Nos levantaremos, faltaría más. Estos jugadores lo han demostrado muchas veces", declaró, apoyando a ultranza a sus pupilos, que semanas después conquistarían Liga y Champions. Precisamente en la víspera de la disputa de la ida de semifinales de la Champions ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, Pep protagonizaría un de sus comparecencias más célebres, tras calificar a 'Mou' como "el puto amo" de las ruedas de prensa y regalarle "su Champions particular", tras las provocaciones previas del portugués. Días más tarde, tras confirmar el pase a la gran final de Wembley dejando atrás al Madrid, Guardiola se deshizo en elogios hacia sus futbolistas. "Mi gratitud vuelve a ser infinita para estos jugadores. Nos sentimos felices de cómo lo hemos hecho", reivindicó. El equipo estuvo a la altura en la final de la Champions donde arrolló al Manchester United con una exhibición de juego para enmarcar. En el mundial de clubes, dio una clase de fútbol a los inventores del “Jogo Bonito” donde prácticamente, el Barca jugó, literalmente, con El Santos del otrora Rey Pelé. Cada semana la ilusión, como socio, no era la victoria sino era la emoción de ser testigo que nunca se volverá a ver en un campo de juego, los valores deportivos más elevados y el arte de jugar el fútbol. Solo la memoria nos seguirá alimentando el alma para que, al menos en mi caso, las alegrías y sueños infantiles sigan animando a mi corazón. Quisiera que esta banalidad, llamada fútbol, permitiera a este equipo jugar siempre, no importando si gana o pierde para que dé esa alegría efímera al día, que continúe dando simpleza a las cosas y que algo tan sencillo como chutar un balón dé muestras que puede ser arte. Quisiera que ellos fueran eternos, que el tiempo no hiciera mella en sus habilidades futbolísticas y les permitirá siempre jugar hasta que yo muera. Los he hecho parte de mis pensamientos, de mis sentimientos y los veo hasta como mi familia. Por las emociones de estos 4 años, gracias Pep.