Febrero 17, 2010.
“No le des patadas al pesebre”
Refrán popular
Javier Aguirre es vasco
Confieso ser un seguidor de la serie americana “Desperate Housewifes”, drama situacional que narra las vidas de un grupo de amigas que además de la frívola manera con que llevan sus vidas, tienen en común que ellas son cuarentonas y amas de casa, justo en la época de la reivindicación física y en la búsqueda permanente del elixir de la eterna juventud. Sus vidas sin rumbo y con los típicos valores americanos se desarrollan en un suburbio ficticio llamado Wisteria Lane, zona residencial situada en la imaginaria ciudad de Fairview, Eagle State.
El capítulo de hoy, atrajo mucho mi atención. Una de ellas, Gabrielle Solís, interpretada por la escultural actriz de origen mexicano, Eva Longoria, cansada del poco progreso académico de una de sus hijas, decide inscribirla en un colegio de excelente reputación y por supuesto, de los más caros del barrio. La crema y nata de la sociedad de Fairview acude a ese colegio.
El director de la escuela considera aceptar a la niña, a pesar de que hay solicitudes de ingreso previas porque quiere agregar “diversidad” étnica a la escuela y hace una excepción con la familia Solís. Los señores Solís caen en cuenta que su raza los delata y toman ventaja de sus antecedentes mexicanos. Su hija que no ha sido educada con esa idea, rechaza categóricamente ser llamada así, latina o mexicana. La niña bien pudiera caminar por la sierra otomí sin problema de distinción pero aborrece ser comparada con el estereotipo del mexicano. La niña exclama “¡mexicana, ¿yo?! ¿como los que venden naranjas en el camino? ¡Jamás!.
Escenas posteriores, Gabrielle Solís le comenta a su marido que siempre odió saber que sus padres eran mexicanos y detestó el pueblo en el que vivió al lado de otros mexicanos polvorientos, sucios y miserables.
Duele oírlo en televisión americana, como también duele vivirlo en carne propia cuando se visita cualquier ciudad de EE.UU. Cuesta mucho trabajo que te quiten la etiqueta de indocumentado, “frijolero”, pandillero, ilegal, albañil, mesero o delincuente y requiere de esfuerzos para que derriben ideas preconcebidas hacia nosotros los mexicanos.
Casualmente, el día de hoy también escuché a Javier Aguirre. Con su acostumbrada franqueza (que no significa que tenga la razón), lastimó y decepcionó la forma en cómo se expresó del país que le brindó la oportunidad de sobresalir en la actividad menos productiva pero más lucrativa de los países latinos incluyendo, por supuesto, a España.
Sin duda, los aspectos sociales que mencionó son la “pura verdad” y los que tenemos la necesidad de transitar por las calles de la otrora gran Tenochtitlán, sentimos un aroma de miedo, desconfianza e inseguridad que nos lacera hasta el tuétano. Es una realidad toda gama de delitos: secuestros, extorsión, corrupción, narcotráfico, etc. Esto lo sabemos y es innegable.
Sin embargo, cuando José Ramón de la Morena, conductor del programa “Al larguero” de la cadena SER, le pregunta: ¿Qué tal México?, Javier responde “más rápido que una bala”, con una sola palabra: ¡Jodido! El entrevistador reafirma la respuesta diciendo: “Bien Jodido”.
El Sr. De la Morena, haciendo alusión a lo vivido por Salvador Cabañas, le dice: “si no sales campeón [en el mundial] seguro te tiran un balazo en la cabeza” La risa de Aguirre tolera un comentario humillante y agrega diciendo “tomo mis medidas, termino mi compromiso y adiós”.
Es cierto que se vive una pasión desmedida por este deporte pero hasta donde sé, todos los ex entrenadores del “Tri” caminan por las calles y a lo mucho una mentada de madre se escuchará a lo lejos.
Y aquí es cuando la imagen se desmorona. Hablar sin pelos en la lengua no exime usar la inteligencia porque sin ella se cae en la estupidez. No se trata de mentir, ni usar eufemismos, ni disfrazar una realidad pero algo totalmente distinto es la forma, el medio y a quién se dirigen los argumentos.
Antes del “súper clásico” El Salvador vs. México, Javier Aguirre lanzó un llamado a los guerreros y pidió al Azteca (estadio) que fueran hostiles con los salvadoreños como ellos lo habían sido en el juego pasado. Sus declaraciones violentas y desmedidas fueron criticadas por muchos de nosotros, quienes rechazamos la violencia y la inseguridad. En ese momento, Javier Aguirre apeló a las formas violentas por algo inútil y desproporcionado, hoy se aterra de lo que vivimos.
Efectivamente, la situación está jodida pero no el país, porque también habemos muchos que civilizadamente intentamos aportar lo mejor de nuestros mismos para construir un México mejor y esto también hace a un país. Habemos muchos que no ejercemos una actividad glamorosa, ni mediática, ni que aporte carretadas de dinero, como Él seguramente lo hace, pero humildemente intentamos llevar una vida comprometida y enfrentamos a esta cruel realidad con trabajo, esfuerzos y valor.
Supongo que Javier Aguirre sabe, por las estadísticas del INEGI, que el salario mínimo de este país no llega ni a los 5 dólares diarios y que hay 40 millones de mexicanos en la miseria, sin las más elementales condiciones para vivir y Él gana 4 millones de dólares por un año dirigiendo a un equipo que describió, en la misma entrevista, como condenado al fracaso. ¡El país jodido que describe le paga 4 millones de dólares!
Recuerdo que después de las medidas que se tomaron por la influenza, el gobierno hizo una campaña desesperada llamada “vive México” en el que intentaba reactivar la industria del turismo, la segunda fuente de captación de divisas después de la petrolera y Javier fue designado embajador. El proyecto intentaba usar íconos públicos para dar una imagen de México próspero y sano. Un país rico en cultura y pasado, quizás como dijera Leo Zuckermann, pobre en futuro pero con una generación que quiere una democracia activa y constructiva. Javier salió en la foto en Junio, al lado del presidente, supongo que con orgullo y convencimiento de que su país es grande. Hoy, Javier tiró por el caño esa credencial.
Desde luego que no es traidor a la patria, es un ciudadano convencional “huele moles” que quiso quedar bien con el principal medio deportivo de España, pues maneja a los medios de comunicación mucho mejor que a un equipo de fútbol, que seguramente viaja con pasaporte Español (es vasco) y que jamás hablará en México del sanguinario terrorismo etarra. Su imprudencia destruye y no suma, resta.
En el plano deportivo, siempre fue del montón y gracias a que nació en México, jugó un mundial dejando la huella de aquella rídicula expulsión contra Alemania en los cuartos de final de México '86 cuando la selección, jungando en casa, tenía todo para ganar. En el presente, no creo que haya aportado algo al fútbol mexicano ni mundial, que ni siquiera llegaremos al lugar 18 que mencionó, ni llegará a dirigir a un equipo superior al Atlético de Madrid o sea, puede escoger del 5to lugar al 20vo puesto del fútbol Español.
Javier Aguirre tiene todo el derecho de buscar nuevos horizontes, tener una mejor calidad de vida, ganar más dinero e incluso vivir en un mejor país que le de mejores condiciones de seguridad. Si Javier alguna vez recuerda que creció en México, seguramente también recordará lo que dijo el filósofo de Guanajuato José Alfredo Jiménez, “dónde quedo el orgullo, dónde quedo el coraje” y ojala lo haga valer en otra ocasión.
Por lo pronto, es una lastima que se espere a que termine el partido contra Uruguay para que se vaya del país, por mi lo puede hacer desde hoy y como dice la canción “ojala que le vaya bonito”.
Ariete 09.
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