jueves, 5 de mayo de 2011

Rijkaard, Siempre con clase

Junio 2008.
Rijkaard, Siempre con clase
Un Barca con estilo propio.
Quizá los resultados de las dos últimas temporadas provoquen que salga por la puerta de atrás, pero lo cierto es que Rijkaard merece marcharse del Barcelona con todos los honores. Se va (o despiden, mejor dicho) del club azulgrana un técnico que cambió la tendencia de un equipo que iba a la deriva. Bajo sus órdenes el Barcelona se transformó en el mejor equipo de Europa y jugó un fútbol sublime, a la altura del mejor ‘Dream Team’ de Cruyff. Cinco temporadas después, Rijkaard hace las maletas. En ellas se lleva dos Ligas, una Champions, dos Supercopas de España y un señorío presente desde el primer día hasta el último.
Su llegada al Barça produjo dudas. Se ponía en duda su experiencia y capacidad para manejar un vestuario de las dimensiones del Camp Nou (algo parecido a lo que pasa ahora con Guardiola). Todas ellas se acrecentaron con un pobre comienzo de temporada. El equipo tocó fondo tras un 5-1 en la Rosaleda y la posterior derrota en el clásico ante el Madrid por 1-2. El club se llegó a reunir con Scolari. Rijkaard terminó aguantando, dio con la tecla con la llegada de Davids y con un Ronaldinho genial y el Barça hizo una segunda vuelta espectacular para terminar sólo por detrás del Valencia.

Lo que viene después es sobradamente conocido. Dominio del fútbol español e incluso europeo y el Camp Nou disfrutando como pocas veces. Cierto es que se juntaron varios jugadorazos en su plenitud (Ronaldinho, Deco, Etoo, Xavi, Márquez, Iniesta…), pero siempre estuvo presente la figura de Rijkaard. El holandés entendió el ideario futbolístico culé y se aferró a él para vencer y convencer. Nunca se bajó del gusto por el buen juego, aunque no siempre lo consiguiera. Mientras, ni una falta de respeto, ni una mala cara, ni una palabra de más. Lo que normalmente se define como señorío le iba que ni pintado.
Cierto es que un equipo que podía haber marcado una época duró tan sólo dos temporadas. En la siguiente, el Barça entró en descomposición y esta campaña directamente se ha hecho trizas. Parte de culpa fue de Rijkaard, pero no menos cierto es que siempre trató de defender a sus futbolistas. No se recuerda ni una coartada estúpida, nunca trató de refugiarse en el mal rendimiento de tal o cual jugador, y no por falta de ocasiones para ello.

No seremos pocos los que echen de menos a Rijkaard. Entre ellos probablemente Ronaldinho. El brasileño es casi un don nadie cada vez que juega con Brasil y fue casi un Dios durante tres años en el Barcelona, al amparo de una forma de jugar que potenciaba todas sus cualidades y tapaba sus defectos. Ronaldinho ganó con merecimiento multitud de premios, aunque quizá un trocito de cada uno debería habérselo regalado a Rijkaard.

De igual manera la nueva camada de la cantera culé encabezada por Iniesta, Messi, Pedro, Bojan, etc. No basta con fomentar las estructuras de las bases, también de creer en ellos y Rijkaard es uno de esos creyentes que con sonrisa afable impulsa a la autoestima.

Rijkaard cuando ganó algo siempre estuvo en un segundo plano, cuando perdió siempre dio la cara. El último ejemplo de clase lo dio el pasado miércoles. Se levantó con el resto de futbolistas del Barcelona para aplaudir al Madrid y hacerle el pasillo. Él merece otro. Un señor deja la Liga. No tardarán (tardaremos) en añorarle.


Ariete_09

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